L'ULL DEL "GRAN HERMANO" ENS VIGILA



No podia ser a altre lloc millor que en aquest, l'ull del gran hermano ens mira i controla la plaça de l'escriptor que el va imaginar: Georges Orwell.

Georges Orwell va lluitar, al llarg de la seva vida, contra tres perilloses ideologies. Es poden resumir en aquests tres ismes: colonialisme, feixisme i comunisme.

Havia nascut a la India i aviat va renegar del sistema amb el que havia crescut. Amb 33 anys va veure com una nova ideologia injusta apareixia i va sentir la necessitat d'oferir-li resistència. El feixisme que havia donat un cop militar a Espanya el va fer venir.

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Había viajado a España con el proyecto de escribir artículos periodísticos, pero ingresé en la milicia casi de inmediato, porque en esa época y en esa atmósfera parecía ser la única actitud concebible. Los anarquistas seguían manteniendo el control virtual de Cataluña, y la revolución estaba aún en pleno apogeo. A quien se encontrara allí desde el comienzo probablemente le parecería, incluso en diciembre o en enero, que el período revolucionario estaba tocando a su fin; pero viniendo directamente de Inglaterra, el aspecto de Barcelona resultaba sorprendente e irresistible. Por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas. Casi todos los edificios, cualquiera que fuera su tamaño, estaban en manos de los trabajadores y cubiertos con banderas rojas o con la bandera roja y negra de los anarquistas; las paredes ostentaban la hoz y el martillo y las iniciales de los partidos revolucionarios; casi todos los templos habían sido destruidos y sus imágenes, quemadas. Por todas partes, cuadrillas de obreros se dedicaban sistemáticamente a demoler iglesias. En toda tienda y en todo café se veían letreros que proclamaban su nueva condición de servicios socializados; hasta los limpiabotas habían sido colectivizados y sus cajas estaban pintadas de rojo y negro. Camareros y dependientes miraban al cliente cara a cara y lo trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniosas del lenguaje habían desaparecido. Nadie decía señor, o don y tampoco usted; todos se trataban de «camarada» y «tú», y decían ¡salud! en lugar de buenos días".

Lluitarà al front d'Aragó i arribarà a la ciutat de permís pocs dies abans de produir-se els Fets de Maig, la lluita entre comunistes i anarquistes pels carrers de la ciutat. Aquesta mena de "guerra civil dins la guerra civil" va tenir uns clars perdedors: el POUM, el partit comunista revolucionari, que dirigia Andreu Nin, assassinat en aquells moments. De nou al front Georges Orwell, que lluitava amb el POUM, va caure ferit i va tornar a Barcelona. Aquí va poder veure com eren de dures les purgues comunistes contra la gent del partit amb el que lluitava, que va ser fins i tot il·legalitzat.  Davant això no li va quedar altre que marxar a tota presa. Lluitarà a partir d'ara també contra el comunisme.

"el detalle que más me cuesta de digerir, aunque quizá no revista mayor importancia, es que se ocultaba a las tropas lo que sucedía. … nadie en el frente había oído nada acerca de la disolución del POUM. Todos sus cuarteles, los centros de Ayuda Roja y demás funcionaban con normalidad, e incluso el 20 de junio, en las trincheras y posiciones hasta Lérida, a menos de ciento cincuenta kilómetros de Barcelona, nadie se había enterado de lo que ocurría. Ni una sola palabra … muchos hombres seguramente murieron sin saber que los periódicos de retaguardia los tildaban de fascistas. Resulta difícil de perdonar tales cosas. Sé que era la política habitual ocultar a las tropas las malas noticias, y quizá eso esté justificado en la mayoría de los casos. Pero es algo muy distinto mandar a los hombres a la batalla sin siquiera decirles que, a sus espaldas, su partido ha quedado disuelto, sus líderes han sido acusados de traición y sus amigos y parientes enviados a la cárcel.
... La única salida consistía en permanecer escondido y ocultar cualquier vinculación con el POUM. Mi esposa me obligó a romper el carnet de miliciano, que llevaba inscrito en grandes letras «POUM», así como la foto de un grupo de milicianos con la bandera del POUM de fondo. Ésas eran las cosas que bastaban en esos días para ser arrestado.
... Debíamos pensar en la manera de salir de España. No tenía sentido permanecer allí con la certeza de un arresto más tarde o más temprano. En realidad, ambos hubiéramos preferido quedarnos y presenciar el desenlace de los acontecimientos. Pero yo preveía que las prisiones españolas serían sitios espantosos (en realidad, eran peores de lo que imaginaba), y una vez que se entraba en la cárcel, nunca se sabía cuándo se saldría; además, mi estado de salud era bastante malo".