MARÈS I LES RESTES DE SANTA EULÀLIA

Una vegada més, Frederic Marès ens proporciona a les seves memòries una bona informació sobre un aspecte interessant de la nostra ciutat com són les restes de Santa Eulàlia de a cripta de a catedral poc després de la fi de la guerra. Explica Marès:
 
Más tarde, ya terminada la guerra, la pura casualidad, me llevara a estar presente cuando, por segunda vez, se abría el sepulcro (...) se trataba de averiguar de una manera cierta si existían los restos del cuerpo de Santa Eulalia, o se los habían llevado. Pues rumores los hubo y había que acallarlos, para tranquilizar los espíritus de la Barcelona devota de su Santa Patrona.
¡Quien me dijera que un día yo tenía que contemplar y más aún tener en mis propias manos pecadoras las reliquias de la Santa!
Era el 14 de diciembre de 1939, cuando me dirigía al Palacio de la Diputación, por la calle de los Condes de Barcelona, frente a la Puerta de San Ivo, tropecé con el contratista Amargós quién me invitó a presenciar un acto que, me dice, ha de impresionarme. Entramos en la catedral, descendemos a la cripta, apartamos un gran paño que la cerraba a la mirada de la gente y pasamos dentro. Los canónigos Dr. Serra Puig, Terradella, Vilaseca, Faura, el presbítero Carran, el jefe de ceremonial del Ayuntamiento Manuel Ribé y el sacristán, contemplaban el andamiaje que los obreros acababan de montar alrededor del sepulcro
(...) oigo que Amargós da la orden a sus obreros de tirar de las cadenas (...) Y la cabria empieza a chirriar y, lentamente, se mueve la tapa de mármol que cubre el sarcófago. El momento toma un cariz profundamente emocional. Se eleva la losa (...)
Nadie habla, el silencio es total, sólo el contratista da órdenes: “¡más un poco más, ¡basta! Ahora a la derecha, más, más, ¡alto!, bajen; y la losa desciende sobre los tablones (...)
El sarcófago está abierto, expectación: subimos al andamio, miramos dentro y descubrimos otro sarcófago en alabastro, más pequeño, menos de la mitad. Liso, sin el menor adorno en la caja (...) en la cara anterior, una inscripción en latín y en letra gótica dice: Hic requiescit corpus beatae Eulaliae /barchinonensis virginis et martyris / christi quod in vasculo ycontinúa isto fuit positum anno incarnacionis / dominen MCCCXXXIX VI idus iulii.
(...) la tapa no pesa, un hombre sólo sin esfuerzo la retira. El momento es de una honda emoción. Todas nuestras miradas coinciden en un mismo vértice.
(...) Miramos y descubrimos un pequeñito montón de cenizas y unos cuantos restos de huesos. Muy escasos (...) Una vértebra, un pedazo del hueso frontal o parietal, y lo demás ceniza (...) y creo recordar unos pedacitos de tela de lino. Y esto y no más es cuanto figura en el sepulcro de Santa Eulalia.